DESPEDIR a PAPÁ (Érase una vez una persona que quería Vivir mejor...) •
Qué bueno despedir a papá...
Octubre 2018. Mi padre se apaga. Tras cuatro años de enfermedad prolongada y mal llevada —no fue un “enfermo fácil”— sentí, noté y la doctora Pasquín nos ratificó que mi padre se iba. Postrado en la cama, casi sin poder moverse, en sus últimos días me dio una lección de amor que queda guardada en mi alma. Celebro que tomé una de las mejores decisiones de mi vida: reservar tiempo para despedirme de él, para apoyar a mi madre en los no fáciles cuidados y para sentir e integrar mi propio dolor. En algún recodo de mi ser no aceptaba su partida. El libro estaba empezado pero no tocaba escribir, sino seguir mi corazón.
¿Has sentido alguna vez tanto amor que casi puedes tocarlo? Eso es lo que yo viví con mis tres hermanos y mi madre en el lecho de muerte de mi padre. Las palabras se quedaban cortas, los cinco apoyándole incondicionalmente, abrazados a él, tocándole, sintiéndole, acariciándole… Él se dejaba embriagar por ese baño de amor, eso le impulsaba. Mi madre le dio tres besos, luego una última mirada… y se fue en paz. ¡Fue duro, pero precioso!
El índice del libro, que ya tenía esbozado, podía esperar unos meses. Necesitaba integrar su partida. Su inteligencia, tesón y constancia fueron siempre fuente de inspiración para mí. Pasado un tiempo —él se fue en enero del 2019—, de alguna manera sentí que él me dijo: “ahora María José, ahora vuelve a escribir”.
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